Para quienes integran las organizaciones de este proceso, el deseo de contribuir a formas de vida justas y equitativas estuvo presente desde muy temprana edad. Pero quienes no cuentan con referentes inmediatos de lucha política tuvieron problemas para encontrar espacios a los que pudieran sumarse. A partir de estas experiencias y sus procesos personales de participación política, pueden identificar un aspecto clave para que más personas le apuesten a la acción política: expresar con claridad que
la organización política es una actividad en la que podemos participar todas las personas.
Para los colectivos que participaron en este ejercicio es clave que más personas nos involucremos en las luchas comunitarias y de resistencia por dos motivos:
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Porque son de interés común y representan mejoras en la vida de todas las personas.
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Porque las luchas y resistencias serán más fuertes y sostenibles si más personas nos involucramos.
El organizarse políticamente es un proceso complejo en el que interactúan elementos de nuestro entorno social, político y económico con nuestras creencias y sensibilidades personales. No solo no es posible encontrar experiencias que sean iguales para todas las personas, tampoco existen formas correctas o incorrectas de participar. Quienes aún no hemos tenido oportunidad de organizarnos, encontraremos en nuestras emociones (ya sean de indignación o solidaridad) un punto válido para comenzar. Un punto de ignición para involucrarnos y cambiar nuestras realidades.
Ahora, elige uno.
La participación política es un proceso de constante aprendizaje.
Al involucrarnos
podremos mejorar cosas que ya sabemos hacer y desarrollar nuevas habilidades.
Mucha gente, motivada por la indignación o la solidaridad, deseamos contribuir a resolver colectivamente los problemas que nos afectan, pero solemos desmotivarnos por sentir que no hemos recibido formación académica o laboral que se relacione con temas políticos o económicos. Sin embargo, las y los jóvenes organizados saben que esto no es verdad.